El financiamiento para las organizaciones lideradas por personas que ejercen el trabajo sexual se está reduciendo, al igual que los espacios para las voces de las personas que ejercen el trabajo sexual. Esto resulta en la reducción en su influencia sobre los programas, políticas y otras decisiones que afectan sus vidas. Las organizaciones de sociedad civil y otras partes interesadas ahora piensan que tienen el derecho a las plataformas de financiamiento y de abogacía. Esto se debe ya sea porque trabajan con personas que ejercen el trabajo sexual y por lo tanto son “expertas” que pueden hablar en nombre de esta población, o porque activamente excluyen las voces de las personas que ejercen el trabajo sexual del todo porque se niegan a reconocer su agencia (poder de actuar) o a respetar sus derechos humanos. Varios foros nacionales e internacionales además son vistos como ambientes hostiles para las personas que ejercen el trabajo sexual y estas son excluidas activamente por quienes los organizan.
Este documento informativo demuestra y examina las formas en que los insumos que vienen directamente de las personas que ejercen el trabajo sexual son exluídos de los espacios clave a nivel local, nacional, regional e internacional. Además de destacar la importancia de los derechos humanos, el empoderamiento comunitario y la autodeterminación para las personas que ejercen el trabajo sexual, este documento también comparte recomendaciones específicas para aliviar estos problemas a futuro.
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