Impacto COVID-19 – Bangladesh

Source (institute/publication)
NSWP

La NSWP está llevando a cabo una encuesta para monitorear e informar sobre el impacto de la pandemia de COVID-19 sobre las personas que ejercen el trabajo sexual y las organizaciones de trabajo sexual y sus comunidades.

Estamos compartiendo historias y experiencias de las organizaciones de todo el mundo, tal y como nos las envían, para tener conocimiento sobre lo que los gobiernos están haciendo para apoyar a las personas que ejercen el trabajo sexual y a las organizaciones de trabajo sexual y cómo la comunidad de trabajo sexual está respondiendo a la crisis.

Bangladesh, como muchos otros países en el mundo, está en el medio de un confinamiento para contener la expansión del coronavirus. Esta cuarentena ha significado que las personas que ejercen el trabajo sexual se han quedado sin trabajo y están luchando para sobrevivir.

 “HARC ha hecho una encuesta rápida y simple que muestra que todas las personas que ejercen el trabajo sexual en Bangladés han perdido sus ingresos en estos momentos”. HIV/AIDS Research and Welfare Centre (HARC) ha escritos sobre sus experiencias a la NSWP a través de la encuesta de impacto de COVID-19.

 “Se estima que hay alrededor de 140.000 trabajadoras sexuales activas en Bangladesh, trabajando principalmente en la calle o en casas u hoteles. Esta pandemia no sólo las deja en una situación de recursos financieros escasos para sus necesidades básicas, sino que también con problemas psicológicos, como temer por su próxima comida”.

Hay bastante información que avalan que el gobierno de Bangladesh ha empezado a enviar comida y ayuda a mujeres en la industria del sexo del país, pero HARC señala que esta ayuda, cuando la ha habido, no ha llegado a todas las que la necesitan, y que no es suficiente.

“Las personas que ejercen el trabajo sexual en hoteles o en residencias comentan que están en la mayor crisis de sus vidas sin nadie que les asista. Como no cumplen los criterios de familia pobre, el gobierno no les ayuda en estos momentos de necesidad. Por el otro lado, personas que ejercen el trabajo sexual en la calle reciben asistencia del gobierno, pero no es suficiente para todos”.

Además de la falta de ingresos y apoyo durante la cuarentena, reporta HARC que se ha reducido el acceso a servicios de salud básicos e insumos como preservativos y lubricantes, servicios de reducción de daños y pruebas y tratamientos de ITS.

Una de las primeras acciones que el gobierno de Bangladesh tomó para combatir la expansión del COVID-19 fue un cierre total de los burdeles del país, lo que significaba que las personas que ejercen el trabajo sexual estaban afectadas durante más tiempo que la población general. A pesar de esta opción de tener como objetivo a las personas que ejercen el trabajo sexual como respuesta al virus, de acuerdo con HARC, se espera que el apoyo a las personas que ejercen el trabajo sexual sea el siguiente blanco.

 “HARC demuestra que sólo las personas que ejercen el trabajo sexual piensan en las personas que ejercen el trabajo sexual sin estigma ni discriminación. Por lo tanto, sólo las organizaciones de trabajo sexual pueden apoyar a las personas que ejercen en trabajo sexual y se necesita más apoyo para estas organizaciones. Las personas que NO ejercen el trabajo sexual no apoyarán a las personas que ejercen el trabajo sexual durante esta crisis.”

Como en muchos otros países del mundo, una falta de respuesta clara del gobierno para apoyar a las personas que ejercen el trabajo sexual ha significado que la comunidad de trabajo sexual se haya juntado para apoyarse a si misma. HARC está apoyando a la comunidad durante el periodo de crisis distribuyendo alimento a aquellas personas identificadas que ejercen el trabajo sexual que más lo necesitan.

“El comité de gestión ha decidido que ahora la comida es necesaria para la sobrevivencia, por lo tanto, la comida es prioridad. La junta preparó una guía para montar paquetes de comida que contuviesen 10kg de arroz, 1kg de lentejas, 3kg de patatas, 2kg de cebollas, 1l de aceite de soja, 1kg de sal, 2 mascarillas y 2 jabones de mano para cada persona que ejerce el trabajo sexual. HARC realizó un mapeo e identificó a 3.500 personas que ejercen el trabajo sexual en necesidad. HARC está distribuyendo con carros los paquetes desde la oficina hasta las viviendas de las personas que ejercen el trabajo sexual. Un colaborador siempre acompaña al carretero para asegurar que se entregue a la persona correcta. La HARC está distribuyendo 300 paquetes a la semana para 300 personas que ejercen el trabajo sexual. Los colaboradores poseen EPIs para su protección contra el virus.”