Historia de la Encuesta de COVID-19 – Senegal

Source (institute/publication)
NSWP

A finales de febrero, el segundo caso de COVID-19 fue documentado en un país africano. Desde entonces, la enfermedad se ha expandido por toda la región, resultando en unos 32.000 casos confirmados y alrededor de 1.400 muertes.

Las personas que ejercen el trabajo sexual en Senegal, África del oeste, están sufriendo dentro del contexto de la pandemia, el cual ha expuesto las desigualdades existentes y afecta desproporcionalmente a la gente ya criminalizada, marginalizada; y viviendo en situaciones financieras precarias.  

And Soppeku – una organización dirigida por personas que ejercen el trabajo sexual que trabaja desafiando el ambiente legal y político en Senegal – ha reportado sus experiencias con la pandemia de COVID-19 y sus efectos sobre las personas que ejercen el trabajo sexual locales en la Encuesta de Impacto de COVID-19 en la NSWP.

 “Con el toque de queda en Senegal, el cual es de 8PM a 6AM, el número de clientes es muy limitado. Con el estado de emergencia establecido, el viaje entre regiones está prohibido y, como resultado, las personas que ejercen el trabajo sexual fuera de su región de origen en burdeles son víctimas de redadas y de la mafia por parte de la policía”.

Además de llevar a cabo redadas en los burdeles, And Soppeku ha informado también que la policía se está centrando en las áreas que son conocidas por el trabajo sexual en la calle. Sin la aplicación de medidas positivas para las personas que ejercen el trabajo sexual por parte del gobierno, las personas que ejercen el trabajo sexual están aisladas, en punto de mira y sin apoyo. Sufren problemas de acceso a artículos esenciales y deben arriesgarse a la intervención policial para generar dinero para sobrevivir. And Soppeku ha reportado también que la personas que ejercen el trabajo sexual se enfrenta a un acceso de tratamiento de VIH, pruebas y tratamiento de ITS, y a artículos básicos de alimentación e higiene.

 “El gobierno ha establecido un sistema para la distribución de donaciones de comida y artículos de higiene, pero son mínimos y no hay suficientes”.

To make up for this shortfall, And Soppeku have been distributing supplies to areas of the country.

Para suplir esta escasez, And Soppeku ha estado distribuyendo artículos a áreas del país. “Nuestra organización, con el apoyo de Equality Fund, ha emprendido la distribución de kits de comida e higiene para sus miembros en las tres regiones del Senegal (Dakar, Thies y Kaolack)”.

A principios de abril, dos doctores franceses – Dr Jean-Paul Mira y Dra Camille Locht – hablaron sobre tratamientos de coronavirus en un debate en directo en el canal de TV de LCI. En el debate Dr. Mira preguntó a la Dra. Locht sobre la posibilidad de hacer las pruebas de la vacuna del coronavirus en África, textualmente, “¿No deberíamos hacer este estudio en África, en donde no hay mascarillas, no hay tratamiento, ni reanimación?”. Mira también añadió, “Un poco como se ha hecho en algunos otros lugares para algunos estudios sobre SIDA. En prostitutas, se prueban cosas porque sabemos que están altamente expuestas y que no se protegen”.

El texto recogido de los dos doctores considerando el cuerpo y la salud de los africanos menos importante que la de aquellos en el Norte Global, y los comentarios del Dr. Mira fueron directamente acusados de racismo y colonialismo. Pero ¿qué pasa con los cuerpos de las personas que ejercen el trabajo sexual? Prácticamente ninguna noticia sobre el tema mencionó a las personas que ejercen el trabajo sexual y el impacto de la actual crisis en su salud y sus derechos humanos.

Los derechos y necesidades inmediatas de las personas que ejercen el trabajo sexual no solo están siendo olvidadas durante esta pandemia global, están también siendo activamente abusadas e ignoradas. Expertos como el Dr. Mria y la Dra. Locht deshumanizaron una población ya marginada y vulnerable consintiendo el uso de las personas que ejercen el trabajo sexual como conejillos de india. Sus comentarios fueron el objetivo de la prensa, la cual regularmente sensacionaliza y condena a la comunidad de trabajo sexual. Estos ataques abiertos ocurren cuando el gobierno da la espalda a la comunidad y deja que las personas que ejercen el trabajo sexual sufran.

La visión de And Soppeku, que se hizo eco por HIV/AIDS Research and Welfare Centre (HARC) en nuestro foco en Bangladesh, es que las personas que ejercen el trabajo sexual deben unirse para encontrar recursos comunitarios para luchar y hacerse camino en esta crisis actual.

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